Platillos que cuentan historias

Dentro del menú de Balcón del Zócalo hay platillos que se convierten en historia e historias que se convierten en platillos. La dedicación detrás de cada uno de ellos los transforma en algo más que una experiencia culinaria.

Estas experiencias toman forma a través de un proceso creativo desarrollado por el Chef Pepe Salinas que, junto con su equipo, va evolucionando cada cambio de estación.

Te presentamos la historia detrás de dos platillos que han evolucionado temporada tras temporada.

Adobo Esperanza

La familia es un pilar fundamental que brinda motivación al momento de crear los platillos.

Este platillo de cerdo con setas confitadas, bañado con un típico adobo de Veracruz, es el predilecto de la madre del Chef Ricardo. Este adobo le sirvió de inspiración al chef para crear su versión del platillo que su madre le había preparado durante años.

La historia del nombre del Pecho de Cerdo con Adobo Esperanza se da en honor a la mamá de Ricardo, quien dejó su legado en nuestro Chef de desayunos.

Pastel Amalia

El pastel Amalia es el postre icónico de Balcón del Zócalo.

Lo respalda el recuerdo que dejó la repostera Amalia al crear un pastel de chocolate que, gracias a su sabor, se ganó el corazón de muchos, convirtiéndose en uno de los postres preferidos de aquellos que conocen nuestra gastronomía.

El Chef Pepe Salinas reinterpretó este postre tomando como inspiración los colibríes que visitan nuestra terraza durante la primavera.

Este pastel que consta de diversas texturas de chocolate toma protagonismo en cada menú de temporada en la que se mantiene la esencia de Amalia, sorprendiendo al comensal en cada reinterpretación.

Balcón del Zócalo es historia y esa historia es la que se traduce en nuestra gastronomía.